martes, 4 de marzo de 2008

Palabras, palabras, palabras...

De vez en cuando me visitan, se posan levemente entre mis manos, incitadoras, sabiendo que siempre acabo por hacerles caso, y las dejo marchar. Susurran a mi oído tiernas melodías, se agarran a mi pecho y lo desbordan de intrincados sentimientos, de tiernas agonías y desgarradas alegrías. Me buscan en lo más recóndito de la noche, incansables, sabedoras de que siempre está mi puerta abierta.Saben que no puedo negarles nada.
A veces derrotado, con la cara mojada por la lluvia y el desaliento, recorro las calles tratando de darles nombre, de besarlas sin que se den cuenta, y me rehúyen. Desesperado buceo en las oscuras aguas del olvido...para intentar nacer de nuevo, y reconstruirme a su imagen y semejanza, siempre vivo merced a la palabra que me nombra, que da forma a cada uno de mis deseos, que dibuja tu silueta entre mis manos en el blanco de la hoja.