domingo, 22 de junio de 2008

Hay que dar de comer alas al poeta,
dejar que engulla misterios,
llenar su copa hasta el borde,
hasta que rebose
y sus párpados se confundan con el infinito,
mojar sus labios en el llanto futil de la derrota.

Hay que sacarlo de noche a pasear,
a conversar con las farolas
y dejarle alumbrar por la tenue luz de una espalda desnuda.

Llévenlo a desayunar a las iglesias
para que aprenda de Dios a ser
palabra y carne.
Déjenle vestirse con el grito fugaz de la alegría,
permitan que se calce los zapatos del labriego,
para que aprenda los ciclos ocultos de las cosas.

Háganle repudiar las baldosas
y absténganse de darle a leer la sección de Economía del periódico,
rescátenlo de las vacías aulas universitarias
y hagan el favor de devolverlo al parvulario


y sobre todo,

ámenlo,


ámenlo sin pudor y sin recato.

jueves, 19 de junio de 2008

El mundo se divide en fragmentos cada vez más pequeños,
se desintegra,
¿qué será de nosotros cuando el odio termine de levantar sus barreras?

Andaremos perdidos en la niebla,
ajenos al calor y la ternura,
desnudos de justicia y compasión,
seremos como hienas que sonríen en la noche,
como cuervos sacándonos los ojos,
la muerte es el resultado,
el amor la única salida
para huir del destino que ansioso nos aguarda.